Ir directamente a la información del producto
1 de 4

Gato de la fortuna

Gato de la fortuna

Precio habitual $15.00 USD
Precio habitual $20.00 USD Precio de oferta $15.00 USD
Oferta Agotado
Los gastos de envío se calculan en la pantalla de pago.

En existencias

Estilo
ACEPTAMOS PAGOS CON TARJETA DE CREDITO Disponible a 3 meses plazo (Visa o MasterCard)

Historia del Gato de la Fortuna

Medidas de 10 cm de alto por 7 cm de ancho 
(Hermosa figura de gato de la fortuna con su patita movible no necesita batería, funciona con luz solar o de otras fuentes gracias a su celda ubicada al frente)
Aunque existen varias versiones, una de las más populares, que se ha mantenido de generación en generación, es aquella que nos sitúa en el periodo Edo, durante el siglo XVII. Por esa época, el templo Gotokuji sufría por la pobreza y problemas económicos. Su cuidado, un monje ya anciano, usaba lo poco que tenía en sus bolsillos para poder comprar comida y compartirla con su fiel acompañante, una gata de nombre Tama.


Durante una poderosa tormenta, Li Naokata, un señor feudal de gran fortuna se perdió del camino mientras cazaba, por lo que su primera reacción fue buscar protección debajo de un árbol que estaba en el área del templo. A la espera de que el clima vuelva a la normalidad, este vio pasar por su lado a una gata de color blanco con manchas negras y marrones. El animal no parecía espantado por la imparable tormenta, hecho que llamó su atención. Al notar que el hombre se encontraba escondido entre los árboles, el animal comenzó a hacerle señas con sus patas, como indicándole que se acerque a ella. Parada en la puerta del templo Gotukuji, la gata seguía sacudiendo su pata para que el hombre pueda notarla. Este logró captar el movimiento que hacía la compañera del monje y decidió acercarse, abandonando su refugio temporal.

Cuando él da unos cuantos pasos, un rayo cae sobre el árbol donde se encontraba. Este asumió que la gata había salvado su vida gracias a los movimientos que hizo para llamar su atención. En forma de agradecimiento, el hombre hizo una importante donación, entregando campos de arroz y tierras de cultivo al monje y dueño de Tama. Además, se comprometió al pago de las reparaciones que el templo necesitaba para volver a funcionar. Es así como el lugar sagrado prosperó y siguió en actividad por muchos años.

Ver todos los detalles